19 dic 2012

Los dioses tienen sed de Anatole de France


La revolución francesa siempre ha sido uno de mis periodos históricos favoritos así que cuando viajé a París aproveché para hacerme con un ejemplar de Los dioses tienen sed de Anatole France, un autor que conocía pero del cuál aún no había leído nada.

Sinopsis: La novela sigue los pasos de Évariste Gamelin, un pintor desconocido pero que tiene altos ideales republicanos. La historia empieza en 1793 cuando Luís XVI ya ha pasado por la guillotina, la Convention se ha puesto en marcha, pero aún no ha llegado el Terror. Es justamente este periodo, entre 1793 y 1794, en el que se centra el autor.

Opinión: Al haber estudiado en un colegio francés, siempre he tenido la tendencia a 'admirar' la revolución francesa y ver sólo su lado positivo. Desgraciadamente, todo movimiento (o, mejor dicho, un cambio tan radical e irremediable) en el orden social tiene sus luces y sus sombras.
Por una parte, seguimos la vida de Évariste durante estos dos años, en la que no todo es politiqueo, al menos no al principio. A través de él conocemos a Élodie, la hija de un tendero, ambos se aman y su relación va evolucionando al paso del tiempo. También se entra dentro de los pensamientos de Brotteaux, un amigo de Évariste, una especie de 'filósofo' amateur, ateo, pero extremadamente tolerante, se le podría considerar como el último resquicio del periodo del Siècle des Lumières (es decir, el equivalente francés de la Ilustración); y a un monje barnabita.
El estudio de estas vidas lleva a que el lector de familiarice con el día a día de un parisino durante aquellos años: la escasez de comida, el mercado negro, el tráfico de influencias, el 'miedo' a ser denunciado, pero también las guerras incesantes que amenazaban la República desde el interior y el exterior. La verdad es que queda bastante claro que el autor se documentó muy bien sobre las condiciones de vida durante la revolución, y mucho más. En numerosas ocasiones hay referencias a canciones populares de la época, obras de teatro que se representaban,¡e incluso la reputación de algunos de los actores! Por supuesto, también te enteras de un montón de información sobre el funcionamiento de los juzgados, las prisiones, el racionamiento, y otros procesos de cariz más 'político'. Por ejemplo, no tenía ni idea de que durante el gobierno de Robespierre se hubiese condenado el ateísmo como algo maligno y perjudicial para los ciudadanos, y empezar a 'adorar' la diosa de la razón y de la naturaleza.
La prosa es bastante fluida, pero había algo en el tono de Anatole France que no acabó de convencerme, como si intentase mirar un periodo tan convulso como éste, situarse fuera de cualquier parcialidad, y aún así ser, de alguna forma, condescendiente. Además, el diálogo de los personajes en ocasiones parece algo artificial, como preparado, algo declamatorio, como si estuviesen en un anfiteatro exponiendo sus grandilocuentes ideas y no en la calle, discutiendo.
Personalmente, lo que más me gustó de la novela fue la evolución del personaje principal, Évariste. Todos los personajes simbolizan algo en concreto de ese periodo, pero Évariste Gamelin es la Revolución. Su carácter de justicia y apasionado le hace implicarse al máximo en un proyecto que el cree que traerá felicidad para no sólo los franceses, si no para toda la humanidad. Cree tan firmamente en lo que hace, y ve como éste proyecto, tan joven y prometedor, está peligrosamente amenzado por las fuerzas monárquicas de dentro de Francia y de las monarquías rodeando la República, por lo que se deben tomar medidas extremas y excepcionales. El problema ocurre cuando esta creencia en los ideales de la revolución (y su supervivencia) se convierte en fanatismo.
El notable viraje de Évariste es consecuencia de una serie de cadena de eventos totalmente consecuentes con el personaje. con lo que ocurre a su alrededor, y con sus ideas. Lo increíble es como, aún convirtiéndose en un 'juez' implacable, que condena a muerte a cientos de personas, es imposible odiarle. Y también es increíble como él justifica los horrores que comete, de los cuáles es muy consciente, sabe perfectamente cuán abominables son sus actos, pero los justifica por el bien de la República. Sin duda esta última parte de la novela es la que más me ha interesado.

En conclusión, Los dioses tienen sed es una novela muy recomendable para quiénes estén interesados en la revolución francesa ya que la trama es, en sí, lo que ocurrió (a pequeña escala) durante esa época.

6 comentarios:

  1. En cambio en los colegios españoles estudiamos muy poquito sobre la Revolución francesa, me gustan aprender sobre historia así que me lo apunto como interesante sobre el tema. Un beso =)

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    1. Está bastante bien, pero sobre la Revolución, mi favorito es '94' de Victor Hugo :)

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  2. Pues a nosotros nos dieron la grande con Anatole France, con este libro y con L'histoire contemporaine en quatre volumes. Tanto que le cogí manía, es algo que parece que pasa cuando nos obligan a la fuerza. Luego leí Sur la pierre blanche, que es durillo pero en el que me pareció todo un visionario. Un beso Teresa.

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  3. deberias leerte la educacion sentimental de Flaubert, alli se habla de este tema pero en la segunda revolucion de 1848 ;D

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  4. Me parece un libro muy interesante y es que es verdad que la Revolución Francesa es una mina de oro para la literatura porque tuvo de todo. Una época muy convulsa que cambió absolutamente el mundo. Ahora estoy leyendo más literatura francesa así voy a apuntarme a este autor.

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  5. Yo soy más anglófila que francófila, ya sabes...
    Besines,

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