18 may 2013

El Golden Gate de Vikram Seth


Después de haber leído, del mismo escritor,
La novela, de fama más que merecida, Un buen partido,
No busqué otras creaciones del autor,
Con el nombre Vikram, Seth de apellido.
Unos años más tarde, mi nuevo interés
en la literatura rusa, a 

Tardé unos veinte minutos en escribir - creo que un verbo de connotación más tortuosa sería más adecuado, como extraer - estos cuatro versos.
Tras leer The Golden Gate mis pensamientos van a ritmo - aunque no con rima - de alejandrinos.
Como intentaba explicar en mi fallido intento de emular el libro, hace unos años leí Eugenio Oneguin, un clásico de la literatura rusa de la hábil mano de Alexandr Pushkin, que es una novela en verso. Hasta hace poco esta era la única novela en verso que conocía, pero un amigo mío me informó de que la ópera prima de Pushkin también había maravillado a Vikram Seth, inspirándolo para escribir otra del mismo género. Como ya había tenido una buena experiencia con el autor, decidí conseguir el libro no antes posible.

De hecho, The Golden Gate utiliza la misma métrica que Eugenio Oneguin: versos alejandrinos, cada estrofa compuesta por catorce de estos, con la rima ababccddeffegg. Pero no hace falta que dejéis de leer la reseña en este instante, no es un ensemble de poesías, si no una historia con principio y final, con protagonistas, ¡hasta con diálogos y críticas literarias! Admito que la poesía, o que una novela esté escrita en verso, puede resultar algo intimidante, a mí me pasó con Eugenio Oneguin, pero hay que perderle el miedo a estas cosas. Seth no utiliza un lenguaje muy rebuscado – tiene un vocabulario rico y de vez en cuando se permite tomar prestado palabras del italiano, francés y alemán – ni tiene frases kilométricas. De hecho, el libro es muy 'fácil' de leer. Es, una novela. Lo único es que rima.
¿Y de qué va? Bueno, todo empieza en la ciudad de San Francisco, con John, un joven de veintiseis años que tiene una carrera exitosa pero, a cambio, su vida sentimental es inexistente desde hace varios años. Un día decide pedir consejo a Janet – su amiga y antigua novia en la universidad – y ésta, viendo el caso desesperado de su amigo, decide poner un anuncio en el periódico. John acepta lo que Jan le ha preparado y acude a un seguido de citas desastrosas hasta que encuentra a Liz, una joven y prometedora abogada. Es amor a primera vista. Y a partir de ésta nueva relación John va a volver a tomar contacto con Phil, su mejor amigo de la universidad, que ahora está divorciado, con un hijo, y ha decido dejar su trabajo – con un sustancioso salario – para dedicarse a trabajar para una organización activista que quiere proteger el medioambiente. Además, a éste círculo social se le añade Ed, el guapo y atlético hermano de Liz, Sue, la otra hermana, y otros personajes del reino animal como Charlemange – el gato de Liz – o Schwarzenegger, la iguana de Ed.
A partir de allí la historia toma su curso natural y los lazos se estrechan, se rompen... Y de esto el autor reflexiona sobre las relaciones, tanto amorosas como amistosas, sobre la pasión – si es realmente algo tan maravilloso como lo pintan las novelas –, sobre la homosexualidad – y la intolerancia que existe realmente, aunque no en apariencia. No lo he mencionado antes pero este libro fue escrito en 1986, cuando aún había la Guerra Fría. Y, aunque no lo haga directamente, a través de sus personajes Vikram Seth también hace reflexiones políticas: sobre lo absurdo de la carrera armaméntistica y lo peligrosa que es y será en el futuro para la humanidad, sobre las guerras y violencia sin sentido, sobre como se malgastan los escasos recursos terrestres y como se contamina el mundo en el que vivimos. Me ha sorprendido leer discursos tan apasionados, me ha encantado, y creo que muchos de los temas que abarca siguen siendo importantes actualmente.
La historia en sí es, en fin, como la historia de cualquier caminante anónimo de la ciudad, sin grandes acontecimientos, quizás banal para el resto del universo, pero fuente de alegría y pena para él. Es una historia común contada de forma muy delicada y extremadamente bella. No sólo porque, con su poesía, el autor describe los paisajes de San Francisco de forma que realmente sientes estar allí, y... como describe el paso de las estaciones, es precioso. Y además consigue dar un giro complejo a sus personajes – sé que normalmente esto no tendría nada extraordinario, ¡pero es que lo hace en alejandrinos! – y realmente consigues entrar en cada uno de ellos. Sus errores, como ceden ante unos miedos que ellos mismos no logran confesarse, como ceden ante lo que es fácil y lo que menos preocupaciones les comportará...

En fin, me ha parecido un libro – tanto novela como poema – genial. No tiene traducción al español – cosa que tampoco me parece muy terrible, no puedo imaginar algo más difícil que traducir poesía – pero recomiendo encarecidamente su lectura a quiénes podáis, realmente vale la pena.

1 comentario:

  1. Leí un libro "en verso" en juvenil y me pareció una cutrada, era más el formato en frases cortas una debajo de otra que realmente "poesía", pero supongo que este será algo más serie jeje. Como experiencia lectora parece interesante ^^
    Un beso! =)

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